Lo confieso: siento debilidad por los retratos. Me apasionan los rostros. Descubrir tantos colores como aparecen en la piel, el pelo, los ojos...investigar qué gesto puede desvelar mejor el carácter de la persona, intentar transmitir su alma. Todo un reto.
Y cambiar de registro de vez en cuando. Porque lo mejor es ir variando : después de un dibujo, un esmalte. Tras unas miniaturas que son como un susurro, echar mano de las brochas y pintar un lienzo que es como un grito. Y no parar.
La primera imagen que aparece es un retrato pintado con lápices de colores sobre papel gris. Mide 30 X 30 cm.
El doble retrato que aparece bajo estas líneas es una pintura al óleo sobre tela.
Mide 81 X 100 cm.
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