Pero el olmo enfermó . A pesar de las podas y los cuidados, poco se pudo hacer. Hasta que un día el viento arremetió con una ferocidad inusual y su tronco se quebró con tan mala fortuna que tuvo que ser talado.
Debajo de sus ramas inertes, el rosal incrédulamente sobrevivió. ¿Quién iba ahora a protegerlo de las inclemencias del tiempo?...
Pasados los rigores del invierno,y como si se hubiera acabado el luto por el árbol, el rosal creció y creció, alumbrando muchísimas rosas. Solo .Sin la sombra protectora de nadie.
Una idea para arreglos florales de tallos cortos: colocar canicas dentro del recipiente para su sujeción. Son transparentes, dan un ligero color, aportan peso y son reutilizables.
El plato que aparece en la primera imagen es de esmalte. La base es de cobre trabajado a mano a base de martelé y esmaltado al fuego. Se titula "La cirereta" .
El vaso y la copita de cristal son de Ikea.