domingo, 31 de mayo de 2009

Una de rosas

Erase una vez un rosal que crecía bajo un espléndido olmo. Junto a su robusto tronco, florecían cada primavera algunas rosas blancas que eran la delicia del lugar. Sin embargo,no crecía ni mucho ni poco. Y las rosas, como temerosas de quitarle protagonismo al árbol que las protegía del viento y les daba cobijo, no se atrevían a desarrollarse demasiado.
Pero el olmo enfermó . A pesar de las podas y los cuidados, poco se pudo hacer. Hasta que un día el viento arremetió con una ferocidad inusual y su tronco se quebró con tan mala fortuna que tuvo que ser talado.
Debajo de sus ramas inertes, el rosal incrédulamente sobrevivió. ¿Quién iba ahora a protegerlo de las inclemencias del tiempo?...
Pasados los rigores del invierno,y como si se hubiera acabado el luto por el árbol, el rosal creció y creció, alumbrando muchísimas rosas. Solo .Sin la sombra protectora de nadie.





Una idea para arreglos florales de tallos cortos: colocar canicas dentro del recipiente para su sujeción. Son transparentes, dan un ligero color, aportan peso y son reutilizables.

El plato que aparece en la primera imagen es de esmalte. La base es de cobre trabajado a mano a base de martelé y esmaltado al fuego. Se titula "La cirereta" .

El vaso y la copita de cristal son de Ikea.

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